La postura en las personas no
sólo depende de su morfología y la fuerza de la gravedad. También la musculatura
ejerce un papel fundamental, ya que si existe un buen equilibrio muscular, desaparece
la tensión muscular en una postura erguida. Cuando la musculatura presenta un
desequilibrio, la estructura humana deja de ser óptima. Las principales causas
de una postura incorrecta es la inactividad, posturas inadecuadas en el trabajo
y posibles vicios en la postura cuando estamos sentados.
Basaremos nuestra intención de
perseguir una postura erguida en el trabajo que han de desempeñar cuatro áreas
principales de nuestro cuerpo:
1) La
musculatura de la nuca y del eje escapular. Esta zona sometida a una carga
importante es muy propensa a sufrir lesiones. Para evitar posibles contracturas
se deben entrenar los flexores del cuello aisladamente o también con la
musculatura abdominal. Sucede que muchas veces la porción ventral del músculo
deltoides y los músculos pectorales mayor y menor son más potentes que los
músculos de la porción dorsal del deltoides, los músculos romboides y la
porción central del trapecio, lo que provoca curvatura hacia atrás de la
columna dorsal (cifosis). Se recomienda, por tanto el fortalecimiento de los
extensores de la mitad superior de la espalda, las partes posteriores del eje
escapular, así como los flexores de la escápula. Son muy comunes ejercicios
como los movimientos de remo o los balanceos hacia atrás con los brazos.
2) Uno
de las mayores causas del desequilibrio muscular se debe también a la debilidad
de los músculos abdominales. Esta debilidad puede producir hiperlordosis o
aumento de la curvatura fisiológica de la columna sobre todo en la región
lumbar. En este caso la columna vertebral se encorva hacia delante, lo que
produce dolor de espalda. Esto es porque la musculatura de la mitad inferior de
la espalda se hace hiperactiva, reduciéndose su elasticidad y capacidad de
relajación, lo que afecta a su vez a los ligamentos que soportan a la columna
vertebral. En este sentido el ligamento vertebral común anterior se estira,
debilitándose su función de sujeción de la columna vertebral en el borde
anterior. En contrapartida, el ligamento de la parte posterior se acorta,
volviéndose rígido, evitándose a su vez que la columna lumbar se incline hacia
delante. Una musculatura abdominal débil no es capaz de apoyar a la columna
cuando levantamos peso, por eso estos músculos han de ser entrenados
estimulando sus características de coordinación y su capacidad de llevar a cabo
rápidos movimientos de corrección de la postura.
3) El
músculo erector de la columna es el antagonista a los músculos abdominales.
Sucede frecuentemente que este músculo está contraído y acortado, y al
permanecer en esta situación durante mucho tiempo, al final se acaba
debilitando. Al perder el impulso del estiramiento es incapaz de trabajar a
pleno rendimiento, afectándose a su vez a su metabolismo. Para evitar esto
también hay que estirar estos músculos de la mitad inferior de la espalda.
También hay que mejorar su fuerza, su resistencia y su coordinación.
4) El
flexor de la cadera, es decir, el músculo psoas-iliaco juega un papel
fundamental en la postura erguida ya que una porción del mismo (músculo psoas)
se inserta en la última vértebra dorsal (D12) y en la cara anterior de cada
vértebra lumbar. Cuando el músculo está tenso, sobre todo por el efecto de
correr, la cadera baja hacia delante y la lordosis de la columna lumbar
aumenta. El músculo glúteo mayor es su antagonista y suele estar debilitado, al
ser el psoas un músculo más rígido. Esta descompensación hace que no sea
posible adoptar una postura base, por lo que se ven afectados los esquemas de
movimientos en la región pelviana y dorsal. La cadera no se estaría estirando
suficientemente, lo cual se compensa con una mayor lordosis en la zona inferior
de la espalda. Por ello es fundamental que el músculo extensor de la cadera sea
lo suficientemente elástico, y más que fortalecerse debería adquirir una
adecuada movilidad articular con niveles aceptables de flexibilidad que eviten
sobrecargas lumbares.
Bibliografía
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